sábado, 14 de marzo de 2015

Poema

 

Saeta

Antonio Machado en este poema reflexiona sobre la religiosidad: rechaza como ésta es entendida por el pueblo andaluz (devoción a un Cristo agonizante) y plantea como alternativa otra distinta, la que él desea pero que sólo enuncia y no se detiene a explicar (seguir al Cristo que anduvo en el mar).

Al dividir el poema en dos partes, contrapone dos tipos de religiosidad. En la primera, nos expone el sentimiento religioso del pueblo andaluz centrándose en la Semana Santa y en la saeta (forma de rezar cantando al Cristo que agonizante). Destaca dos aspectos fundamentales:
- Primero: descripción del Cristo al que se rinde culto: ensangrentado, clavado en la cruz y agonizante.
- Segundo: devoción fuertemente arraigada en el pueblo andaluz desde hace muchos años y que siempre se repite de la misma manera.

Critica el culto a la muerte y una fe basada en unos sentimientos que se acostumbran a realizar de forma rutinaria y por ello carentes de una verdadera devoción. Propone seguir al Cristo que anduvo en el mar, al hombre que hizo milagros y que estaba dotado de poderes “sobrenaturales”aunque también hay que considerar qué es para Machado andar en el mar. El mar desde Jorge Manrique ha simbolizado la muerte, el lugar donde van a dar los ríos, nuestra vida. Por tanto, prefiere seguir al Cristo que venció a la muerte que al que murió en la cruz. Además, para Machado, caminar es vivir y vivir es hacer camino por lo que ese Cristo que desea seguir es el que marca la senda que de sentido a nuestras vidas. 

 Machado nos transmite a través de su poesía su búsqueda de la existencia de Dios, su deseo de que no todo acabe con la muerte. Tal vez por eso rechaza el culto al Cristo crucificado, muerto, que hace el pueblo andaluz en la Semana Santa.

 Puede que a Machado no le falte razón en su crítica; sin duda que la Semana Santa está llena de personajes que sólo buscan ser reconocidos socialmente a través de las hermandades, personas que salen a la calle a ver las cofradías por costumbre, por estrenar un traje nuevo o por echar el rato con los amigos pero también hay personas que sienten una gran fe por las imágenes que recorren las calles. Personas que se conmueven al pensar en el sufrimiento de ese hombre, que fue capaz de padecerlo porque creía que aquello podía servir para salvarnos. A veces la devoción popular, la que sale de los sentimientos es más auténtica que la que se basa en grandes dogmas. Lo que desde luego no pudo nunca imaginar es que este poema suyo de rechazo a la Semana Santa se convertiría en canción cuya música inspiraría una marcha procesional que cada primavera acompaña al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar.

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