sábado, 14 de marzo de 2015

El Editorial.

 

Lenguaje Sexista

En este editorial del País se utiliza la existencia de guías sobre el uso sexista del lenguaje para tratar el machismo presente en el lenguaje español para degenerar en una explícita crítica al machismo apreciable en la RAE.

Las guías son un proceso de reflexión sobre el uso adecuado del lenguaje, ya que piensan que hay construcciones y palabras que perjudican la igualdad. Muchas veces rayan en lo absurdo al atentar contra la economía del lenguaje, como por ejemplo queriendo que no se utilize el masculino como plural, ya que a la población de habla española no se la puede obligar a un cambio tan drástico de una forma de hablar arraigada desde hace siglos. En otras ocasiones las denuncias de estas guías son certeras, tanto que asombra, como con la palabra huérfano donde todavía es más importante la muerte del padre que la de la madre. También ocurre con la palabra fría, donde una de las aceptaciones es "indiferente al placer sexual", pero si buscamos frío no presenta esa aceptación ¿Esto quiere decir que los hombres siempre estás ávidos de placer sexual? Es cierto  que el lenguaje proviene de una historia que menospreciaba y minusvaloraba a las mujeres, pero en esta época no se puede consentir que el hombre pisotee a la mujer en ninguna zona. 

Aun así, hay palabras que las guías retuercen demasiado, como si buscaran lo más mínimo para denunciarlo. Esto pasa con la palabra heroína (que cuenta con dos aceptaciones) ya que al referirse a una droga ya representa un hecho machista o con la palabra dramática ya que se utiliza bastante más con las mujeres que con los hombres. 

Distinto es el significado connotativo que la sociedad asocia a las palabras. Palabras como perra, zorra, lagarta o guarra son simplemente nombres dados a diferentes animales. De igualmodo pasa con palabras como aventurera, ambiciosas, cualquiera, callejera, mujerzuela, mujer pública, mujer de la vida y tantas otras que designan a la mujer como una prostituta. No es el lenguaje el que falla, sino que la sociedad las utiliza de manera incorrecta.

Ante los significados connotativos la rae está atada de pies y manos pero está en su deber cambiar al definiciones de carácter machista que aparecen al igual que cambia las erróneas y desfasadas.

Otro tema diferente es el presunto machismo en la RAE por el hecho de haber tenido en su historia solo a siete mujeres en sus filas frente a mil hombres. La fallecida Carmen Conde (1979) fue la primera mujer académica. Habían tenido que pasar casi tres siglos para que ingresara una fémina en esta docta casa. Le siguieron la también fallecida Elena Quiroga (1983), Ana María Matute (1996), la historiadora Carmen Iglesias (2001), la científica Margarita Salas (2002),  la filóloga Inés Fernández Ordóñez (2008), y la escritora Soledad Puértolas (2010). Al parecer no hay filólogas, ni escritoras, ni investigadoras, ni filósofas o científicas del lenguaje con conocimientos y categoría semejantes a los de los académicos. Será mejor no citar nombres, pero a nadie se le escapa que mientras disfrutan de un sillón algunos que apenas han dejado huella en el noble arte de la palabra, o esta es magra, muchas mujeres sabias no lo alcanzan y algunas ya nunca lo alcanzarán. Se pueden recordar, de entre ellas, a unas cuantas: Pardo Bazán, María Moliner, Rosa Chacel, María Zambrano, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, etcétera.

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