sábado, 14 de marzo de 2015

Narrativo

Crónicas de una muerte anunciada

En este fragmento de Crónicas de una muerte anunciada escrito por Gabriel García Márquez, trata de el relato en el cual los hermanos Vicario, después de haber estado esperando durante horas, asesinan finalmente al pobre Santiago y cómo luego huyen (perseguidos por musulmanes amigos de Santiago) a la iglesia para resguardarse y confesarse ante el párroco y ante Dios.

Los dos hermano lo asesinan puesto que presuntamente había deshonrado a su hermana, a la cual el marido había devuelto a casa ya que no era casta y pura. Como en la sociedad reflejada en el libro la virginidad era muy importe (incluso el juez los absuelve al ser una defensa de la honra) sus hermanos se vieron obligados en vengarse aunque realmente ellos habían intentado por todos los medios que alguien los detuviese, pero por azar o por el destino nadie hizo un esfuerzo suficientemente grande como para pararlos.

La virginidad ha tenido una repercusión muy grande en el mundo de la mujer. Los hombres se veían liberados de esta imposición, pero las mujeres solo podían disfrutar los placeres carnales cuando yacieran en el lecho nupcial. El que la mujer llegase intacta al matrimonio era motivo de celebración, si no llegaba virgen había dos opciones: o mataban a la mujer o mataban a su amante. La segunda opción es la que eligen los hermanos Vicario.

La muerte de Santiago Naasar no es de vital importancia, desde la primera hoja se sabía que terminaría asesinado. Lo realmente importante es la red de infortunios que hicieron que Santiago no viese las pequeñas evidencias que habrían evitado su muerte a cuchilladas. ¿Por qué no salía sangre al principio? Seguramente fuese parte del realismo mágico que envuelve a la obra o quizás fuese porque no había ninguna honra que limpiar con su sangre.

Es una suerte que en la actualidad la práctica de esta tradición no esté tan extendida como antaño, liberando a la mujer de unas cadenas que nunca ha pedido, igualando a la mujer frente al hombre.

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